Desde nuestra sucursal de Vilna Radisson Blu podrá conectar con los lugares más interesantes de la capital lituana. De hecho, el punto neurálgico de la ciudad, la Plaza de la Catedral, se encuentra a tan solo cinco minutos en coche. Allí se alza la Catedral de San Stanislaus y San Vladislav, un edificio blanco inmaculado con una entrada formada por columnas que recuerdan más a los edificios romanos y griegos que a los templos católicos tradicionales. Desde allí, se puede llegar también en pocos minutos a las principales atracciones de Vilna, como por ejemplo, a la Universidad, al Museo Nacional, a la Torre de Gediminas o a la calle Plies Gatve, una calle que atraviesa el conjunto del casco histórico. Un poco más alejado del centro, se encuentra una zona de la ciudad llamada República de Uzupis, un pequeño barrio donde se han establecidos artistas y bohemios, el cual posee un ambiente de lo más especial.