Si tiene pensado llegar a la región en avión su destino será la localidad de Salé, donde se encuentra el aeropuerto internacional que sirve a la capital marroquí. Una vez que haya recogido su coche podrá acercarse al centro de la ciudad en menos de media hora, ya que la distancia que separa al aeródromo del centro de la Ville Nouvelle, en las inmediaciones de la estación de tren, es de unos 12 kilómetros. Después de salir de la terminal y tomar la N6, siga por la N1, carretera que le conducirá a Rabat, a la cual llegará tras cruzar el río Bu Regreg. La carretera nacional N6, que está en muy buen estado, como la mayor parte de autopistas y carreteras de Marruecos, une a la frontera con Argelia, en Zouj Beghal, con Salé, y pasa por importantes ciudades y provincias, entre ellas Fez, Taourirt y Uchda. La N1 o Carretera Transmarroquí es una arteria asfaltada de inmensa importancia, pues enlaza el norte de Marruecos con el sur del Sáhara. Discurre entre el puerto de Tánger y el puesto fronterizo de Guerguerat, y pasa por localidades de la relevancia de Casablanca, El Yadida y Agadir.
Nada más llegar a la ciudad podrá iniciar su viaje realizando un recorrido por el centro de la capital de Marruecos, para descubrir su bella y curiosa fisonomía, mezcla de modernidad y arraigadas tradiciones del pasado. Apenas cruce el puente Hassan II podrá contemplar la torre Hassan, una de las construcciones más emblemáticas de Rabat y, hacia la desembocadura del Bu Regrag, verá la Kasbah des Oudayas, una majestuosa fortaleza que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Dentro del recinto se encuentra el Museo de los Oudayas, junto a los jardines andalusíes. En esta zona, protegida por murallas, se encuentra la medina de Rabat. Es el sector más antiguo de la ciudad, y podrá acceder a ella por la calle Souika. Le sorprenderá poder recorrer las calles tranquilamente, pues no muestra el caos habitual ni la gran cantidad de gente que tienen otras medinas de las grandes ciudades. Puede aprovechar para comprar zapatos y carteras de piel, prendas bordadas, joyas, antigüedades, singulares lámparas, figuras en madera y otras artesanías, y también para descansar en alguno de sus numerosos restaurantes y cafés.