En Rennes no es demasiado complicado encontrar zonas para aparcar el coche, excepto en el centro, donde las únicas áreas de aparcamiento son zonas azules. No obstante, en el casco histórico también hay amplios parkings, que resultan la alternativa ideal si se quiere dejar el coche a buen recaudo mientras se visita la zona tranquilamente. Por ejemplo, en la plaza Les Lices hay un aparcamiento subterráneo. Se trata de un buen emplazamiento, para comenzar las visitas a pie a través del atractivo barrio medieval de Rennes.
Conocida por su dinamismo cultural e universitario, Rennes es una ciudad animada, ociosa y sorprendente. El mercado de Les Lices, uno de los más bellos del país galo, rezuma colores, olores y sabores. Resulta un verdadero placer degustar unas ostras en una terraza frente al mercado. Después, si se desea respirar aire puro, el parque del Thabor alberga un jardín botánico, un jardín de estilo francés, una extraordinaria rosaleda y la cafetería-exposición del Patio de los Naranjos. Más urbanas son las boutiques de diseñadores que trasforman el concepto clásico de salir de compras, mientras que los restaurantes renuevan con sabia maestría los ingredientes locales y tradicionales, resultando ideales para hacer un alto en el camino y retomar fuerzas.