Circular por las vías de comunicación suizas resulta fácil e intuitivo gracias al perfecto estado de sus carreteras y a la óptima señalización tanto en ciudad como en zonas interurbanas. Las carreteras colindantes con Ginebra están totalmente preparadas para las intensas nevadas del invierno suizo, y los trayectos entre las ciudades más destacadas e importantes son, como mucho, de una hora y media en coche. Las zonas de aparcamiento en Ginebra están marcadas con tres colores: las líneas de color blanco equivalen a las zonas azules españolas, las líneas de color amarillo son zonas privadas, y en las líneas de color azul se puede estacionar libremente, siempre y cuando los conductores tengan un disco.
Ginebra, ciudad al refugio de los Alpes y el majestuoso Mont Blanc, no solo es hermosa y acogedora, es, ante todo, el símbolo del consenso y la diplomacia, puesto que, dado que se trata de un país que tradicionalmente ha mantenido su neutralidad, esta ciudad tiene en su seno el mayor número de organizaciones internacionales del mundo. De aspecto elegante y sobrio, Ginebra está situada en la zona fronteriza con Francia, y se halla rodeada prácticamente en su totalidad por territorio galo. Su columna vertebral es el río Ródano, y el lago Lémac es una de sus atracciones con su emblemática Torre de Agua de 140 metros de altura, y sus veleros y regatas.